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Por: Patricia Uribe
En nuestros tiempos con mucha regularidad encontramos que algunos maestros en el salón de clases reportan a mas de dos o tres alumnos con trastorno de atención dispersa, sugiriendo a sus padres llevar a los chicos a recibir atención médica, psicológica o a utilizar incluso algunos medicamentos.
En el libro Crianza con simplicidad, Kim John dice que;
El trastorno de atención dispersa quÃmico se debe a que muchas veces el chico tiene un exceso de cortisona en el cuerpo y no la puede asimilar, lo que le causa ansiedad, el niño hiperactivo tiene derivados de adrenalina en el cerebro.
Y el trastorno de atención dispersa conductual que algunos niños presentan es debido a situaciones que alteran su ambiente y su vida, mismos que no le permiten tener un buen comportamiento, muchas veces es involuntario y asà con algunos cambios importantes en sus rutinas diarias, e incluso en la alimentación ,ellos vuelven a tener calma y paz para poder llevar una vida mas tranquila en casa y en el ambiente escolar.
Mientas saturemos a nuestros niños de actividades extra escolares, de juguetes, de regalos y alimentos altos en azucares y derivados de las harinas refinadas, estaremos contribuyendo a una reacción de hiperactividad y lejos de tener un alto rendimiento en sus actividades estaremos provocando malestar en su vida diaria, irritabilidad, cansancio, cuadros de enfermedad frecuente, intolerancia, enojo, desanimo, etc.
Nuestros niños necesitan volver al origen de la educación, necesitan, atención constante, espacios abiertos, aire fresco, alimentos sanos, escuchar cuentos, oÃr música para niños, ambientes en calma, cálidos y seguros, nuestra función es crear lazos entre los niños y quienes los acompañamos a crecer, ese es su único trabajo de 0 a 7 años. Acompañemos con amor a encarnar en sus cuerpos a estas pequeñas almas.
Los niños tratados de esta manera serán niños felices que a su vez crecerán y serán adultos plenos.